martes, 31 de marzo de 2009
Hoy me faltan versos
lunes, 30 de marzo de 2009
¿Por qué?
lunes, 23 de marzo de 2009
Alas de plata
miércoles, 18 de marzo de 2009
Un año a la espalda
martes, 17 de marzo de 2009
Nuestro primer charco
Las siete esencias de la existencia, visitan la ciudad no muy a menudo y durante unos escasos minutos. Ya no resultan mágicas para muchos. Se han convertido en una teoría.
Nuestra curiosidad, invencible por naturaleza, sin intención de hacer daño, reduce nuestra felicidad, convierte los sueños en máscaras, convierte las luces en números , convierte las sonrisas en músculos.
Con los años, desde que existe el tiempo, la ignorancia ha ido disminuyendo, y tan sólo se nos otorga en forma de regalo durante nuestra infancia. Poco a poco convertiremos ese regalo, esa ilusión, en un millón de preguntas, para las cuales ya existen millones de respuestas.
Y nos sentimos orgullosos por no creer en fantasías, en mundos paralelos capaces de justificar nuestra existencia más allá de nuestros sentidos.
Que lejos queda nuestro primer charco, nuestro primer espejo, nuestro primer cielo estrellado, aquel ratón invisible, nuestro primer arcoiris.
Es tiempo de condensación, de reflexión, de telescopios, de dientes rotos, de teorías"
sábado, 14 de marzo de 2009
Capítulo 4: Here in my room

y nos salpicábamos
todo era mágico
si estabas sólo mirando ..."
viernes, 13 de marzo de 2009
La playa
miércoles, 11 de marzo de 2009
Tiempo
martes, 10 de marzo de 2009
Siete días

domingo, 8 de marzo de 2009
Verde
miércoles, 4 de marzo de 2009
Multiplicación
lunes, 2 de marzo de 2009
Entre arroyos y encinas
domingo, 1 de marzo de 2009
Capítulo 3: Division Street
6 meses antes...
A través suya se deslizaban diminutas gotas de lluvia, presagio de la tormenta que habría de desatarse más tarde.
No descansaba, por eso mismo también le costaba conciliar el sueño, por eso posponía el momento de sumergirse entre las sábanas.
Habían pasado varios años, había perdido la cuenta, y no conseguía desprenderse de esa sensación.
Por eso también tenía esa mirada glauca, tan característica, ahora fija en los nubarrones que se alzaban en el horizonte. Quizá intentando atravesarlos y atisbar la luz que con toda seguridad empujaba desde atrás abriéndose paso en todo su esplendor.
Reflexionar no iba con él, es más, intentaba alejar cualquier pensamiento de su cerebro para adentrarse en una rutina inmersa en la práctica. Por utilizar un símil, era como una cadena de montaje cuya cinta nunca se atascaba.
Sin un respiro para darle cancha a los sentimientos.
Café sólo.
Cigarro.
Carrera matutina.
Ducha.
Atasco.
Trabajo.
Cigarro.
Atasco.
Comida.
Trabajo.
Cena.
Cigarro.
Lectura.
Cama.
Y vuelta a empezar frente a la misma ventana.
Ni escuchaba las noticias ni leía los periódicos, hacía tiempo que se había negado su ración de mentiras y falacias. Era un asceta de la palabra hasta el punto de hablar sólo cuando era estrictamente necesario para relacionarse con su entorno.
Le resultaba mucho más interesante observar que participar de una sociedad que cada vez se asemejaba más a la antítesis de Dorian Gray. Una posición imparcial y absolutamente objetiva, inocua, amoral, una postura que evitaba el daño.
Su mente estaba tan anestesiada que el tiempo fluía en su vida sin hacer mella.
Sin embargo lo veía todo con claridad.
Con la mirada del soldado que ha visto pasar las miserias y la muerte de la guerra por delante de sus propios ojos, polimorfa pero atemporal. Una mirada llena de certeza y vacía de esperanza.
Una mirada insondable, gris como el cielo que se descubría ante la ventana de su solitario dormitorio.
Una canción resonaba contra las paredes de la habitación:
... a needle dragged across a record slowing down
along