¿A qué viene hablar de "La inmortalidad"?
Me explico.
En esta novela atípica Kundera expone, entre otras ideas, su teoría de la suma y la resta en cuanto a la forma de denifir la unicidad del yo. Para ello utiliza a dos personajes principales en la historia, hermanas para más inri, Laura y Agnes.
Laura ejemplifica la suma, esto es, para que su yo, su identidad, sea más visible y voluminosa le va añadiendo atributos procurando identificarse con ellos. Sin embargo, al ir sumando elementos externos se corre el riesgo de perder la autenticidad, la esencia, oculta debajo de tanto abigarramiento.
Agnes es el polo contrario, es decir, resta a su yo todo lo que es externo y prestado, para aproximarse a su pura esencia. En su caso el problema radica en quedarse a cero, exento de esa unicidad.
Bien. Soltado este rollo metafísico ahora va mi teoría.
Ni sumas ni restas, de lo que se trata es de multiplicar.
Tiene su sentido.
Kundera, también en "La inmortalidad" expone que hay una cantidad limitada de gestos para una cantidad ilimitada de personas.
En esto estoy acuerdo. Pero este hecho sugiere más suposiciones.
No sólo hay gestos limitados (sólo hay que fijarse en como la sonrisa de una persona nos recuerda a la de alguien conocido, la manera de mirar, la forma de ceder el paso ante una puerta, etc), también hay ideas limitadas, pensamientos limitados, sentimientos, sensaciones, formas de dar la mano, de besar, de abrazar, incluso problemas de la vida diaria, y una lista infinita de situaciones que son limitadas.
Es decir, son comunes para un gran número de personas.
Son acciones que se transmiten desde el nacimiento, gestos de los padres a los hijos, por relaciones interpersonales e incluso por la cultura y la sociedad. De repente te descubres saludando a un amigo de la misma forma que lo hace tu padre o tu hermano.
Todos hemos caido enfermos, hemos perdido a alguien cercano, nos hemos enamorado, desenamorado, reido y llorado. Cada uno a su manera, por supuesto, pero la base es la misma.
Sin ir más lejos, todas las formas de arte surgen de la misma necesidad de expresar lo que atañe al alma.
Y sin embargo cada vez nos separamos más, buscamos nuestra identidad, la autenticidad, la unicidad, sin darnos cuenta de que hay más cosas que nos unen de las que nos diferencian.
No es necesario buscar hechos diferenciales para descubrir tu yo, no hay que escuchar otra música, vestir otra ropa, ver otras películas o leer otros libros.
La clave de la personalidad, de la esencia del yo está en esa multiplicidad de gestos, pensamientos, sentimientos y acciones compartidos con el resto del mundo, pero conjugados de una forma totalmente única en cada individuo.
Cada persona es única e irrepetible y al mismo tiempo está completamente relacionada con el resto.
Únicos y multidimensionales.
El problema llega ahora.
Aquel que no quiere ver, que no interioriza lo que es acaba diluido en la masa como una persona anónima y frustrado. Cuando en realidad todos están con él.
El que cree que es único y diferente también se frustra al sentirse completamente solo pues no se da cuenta de quien está rodeado. De gente como él.
Ni suma ni resta.
Multiplicación, esa es la clave.
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