miércoles, 11 de marzo de 2009

Tiempo

Todo tiene que ser más rápido, más grande, más práctico, útil y eficiente.

Lo más, vamos.

Estar atrapado en un coche durante un atasco te regala mucho tiempo para pensar.
Y más aún si ves pasar entre dos filas de automóviles a un energúmeno que no merece el sobrenombre de "sapiens", sin casco, por supuesto, y a todo meter.

Y te hace reflexionar sobre la necesidad que tendrá de jugarse su suerte a que a alguien le pique un huevo ese día y abra la puerta de su coche en ese momento o le dé por cambiar de carril.

Tendría prisa, se puede suponer. 

Puede que tenga miles de cosas que hacer y tenga que abogar por la funcionalidad y lo práctico para que le dé tiempo a todo.

Todo tiene que ser práctico, y por tanto útil, más rápido, más grande, para poder disfrutar de la vida en todo su esplendor.

Así tienes teléfonos móviles con sms, mms,  mpx, jpeg, bmp, mpeg, wifi, 3G, mp3,  y todas las abreviaturas (hasta para eso hay que ser práctico y eficiente) que quieras para las innumerables patochadas que te intentan endilgar en un teléfono portátil, a los que sólo le falta que te hagan un risotto mientras te limpian el ojete con papel higiénico aromatizado a las finas hierbas del monte de San Crispín.

Y oye, yo sólo quiero llamar y que me llamen.

Robots de cocina que te preparan todos los tipos de comida imaginables, de una calidad cuestionable, para que no te tengas que preocupar de utilizar tus propias manos ni siquiera para algo tan básico como alimentarte. Ni de cocinar para alguien a quien aprecias, una de las cosas más gratificantes que puede existir. ¡Pero no hay tiempo!

Reproductores de música en los que almacenar miles de canciones a las que ni le vas a buscar el sentido. Coches con la mayor velocidad máxima, a ser posible estratosférica, y no hablemos de caballos, mejor guepardos, para llegar cuanto antes al destino. No vaya a ser que nos despistemos con el paisaje.

Ascensores (mal llamados por cierto, porque tanto suben como bajan) que deberían ser montacargas pero en cambio nos evitan el "suplicio" de subir unas míseras escaleras. Por favor, no nos herniemos. 

Hay que tener la conexión más rápida a internet, cuantos más megas mejor. 

"¿Oiga?" Si, mire, quería contratar los veinte de gigas de conexión de Cagafónica"

"De acuerdo. ¿En que zona vive usted?"

"En Burguillos de Alpedrete"

"Ah, pues verá, es que allí no hay infraestructura para que llegue tanto ancho de banda"

"¿Cómo? ¡Bah! ¡Es igual! Apúnteme a lo de los veinte gigas. ¡Qué hay que estar a la última!¿No sabe usted?"

¿Las películas? No más de cien minutos que si no se hacen muy pesadas, aunque claro, siempre es mejor que dure tres horas a tener que leer el libro. 

Y si hay que leer el libro me lo pone de bolsillo. Gracias.

Las dietas tienen que ser express (como el café). Hay que ponerse a tono para lucir tipito en verano en la playa de moda del sur peninsular. Y a la salud que le den viento fresco.

Los noticiarios resumidos, y los titulares bien grandes. La letra pequeña que se la guarden para los contratos en los que ni siquiera nos dignamos a leerla.

Y yo me pregunto:

¿Qué tendrá que hacer la gente que necesita de tanto tiempo?

Aquí viene lo mejor de todo, el summun: en hacer nada para ellos mismos.














 

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